Para entendernos...

miércoles, 11 de febrero de 2009

Ardiente

Ardiente
El sol comenzaba a ocultarse tras los edificios.
Toda la tarde se había escondido entre las nubes negras que amenazaban tormenta.
Pero en ese instante en el que decidió que era hora de irse a dormir, quiso besar a las nubes y ese beso las cubrió con su oro ardiente.
El cielo se tornó entonces de un color dorado.
Las nubes parecían lenguas de fuego, brillantes, entre un cielo azul oscuro y las sombras que empezaban a aparecer.
Torrejón de Ardoz, Madrid (Enero)

Sony α100, 50 mm, 1/4000 seg, f/5.6, ISO 200, flash n/a, sin trípode

© 2009 MayteVidal

2 comentarios:

  1. Preciosos tonos. Un contraste muy bonito de los tonos del cielo con las ramas peladas de los arboles. Muy bien conseguida
    saludos

    ResponderEliminar
  2. La verdad es que el cielo no deja de sorprender con sus tonos cambiantes. ¡Es toda una delicia poder disfrutar de los colores que nos regala cada dia!

    ¡Saludos!

    ResponderEliminar